sábado, abril 30, 2005

LA PALABRA CONFISCADA



“Entonces
—añadió el crítico—:
¿No han observado el modelo perfecto?

Precisa, en sí,
lo mínimo.
No da cabida al vocablo etcétera. Propicia
el arrebato,
la compulsión,
el hambre. Engendra
conspiradores contra sí mismos.

Nada como él es anuncio,
demostración,
testimonio
de rigor literario”.