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En el lapso de dos años (1893-1895) Edvard Munch realizó un par de trabajos que influyeron profundamente en la visión de los artistas encaminados hacia el siglo xx. Más de un siglo después El grito y Madonna, las obras del noruego, ocupaban un lugar especial en el museo que hoy lleva su nombre (el Museo Edvard Munch, en Oslo, es uno de los mejores del mundo consagrados a un artista y a su obra). En 2004, con escabrosa rapidez, dos encapuchados neutralizaron al único guardia que custodiaba el acervo de millones de dólares y salieron a la calle con ambos cuadros en hombros para desaparecer abordando un auto negro.
...Meses después, en un hotel oslense, un nuevo asalto “homenajeó” al Vestido azul y al retrato que le hiciera a su amigo, el dramaturgo sueco August Strindberg.
...Los hurtos documentan una singular barbarie y el altísimo valor de la obra de un maestro consagrado. En contraste, en un país de largas noches invernales y prolongados días veraniegos, las posibilidades de sobresalir y la solvencia económica se adquieren no precisamente siendo artista, sino ejerciendo profesiones como la pesca, la ingeniería o la reparación de barcos.
...Edvard Munch influyó en todos los asiduos a las honduras y zozobras que plasmó sobre sus lienzos. También abrió puertas para el arte noruego a principios del siglo xx al tiempo que posibilitó, entre un público amplio, la adquisición a precios no estratosféricos de obras originales antes sólo destinadas a la
s elites.

...A finales de los años sesenta y principios de los setenta, en medio del enconado espíritu de comunión rebelde de los entonces jóvenes, se fundaron en Noruega varios talleres gráficos colectivos que aún siguen en actividad; hoy en día muchos artistas nórdicos imprimen sus trabajos en talleres que ellos mismos habilitan pues las expectativas de acudir a una firma profesional para ello les resultan lejanas por los costos que implica.
...Es evidente que un artista joven en este país (y en otros) no gana lo suficiente como para delegar a un especialista la impresión de sus placas. Pero esta “carencia” enriquece su camino para ir descubriendo las posibilidades de involucrarse con la técnica y el proceso creativo. La obra, resuelta así, deja ver ambas luces en su estado final con la mixtura del logro que las revela inseparables.
...Las artes gráficas requieren de equipo aparatoso que también es caro. Es mejor adquirirlo en grupo. Y en esa colectividad, los talleres gráficos noruegos no sólo cosechan obras para exposiciones, se convierten en una suerte de fábrica para invitaciones y manifiestos.
...Gracias a las diligencias de Gitte Dæhlin, artista noruega avecindada en Oaxaca, y a la disposición de Francisco Toledo, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO) alberga durante septiembre Artistas gráficos de Oslo. Se trata de la bienvenida en Oaxaca, y en México, a la obra de cuatro ejemplares grabadores del país nórdico.
...Ya lo decíamos líneas atrás: pocos artistas sucumben al ritual del viaje: del escrupuloso peregrinar en el taller a la mampara del museo. En la exposición del IAGO las obras expuestas revelan ese carácter de total involucramiento del artista:
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Ellen Karin Mæhlum (1957) muestra la serie Eco. Utilizando como materia prima imágenes de su álbum familiar: acampando en el bosque, esquiando en invierno, en la Navidad frente al hogar o en la celebración nacional del 17 de mayo consagrada a los niños, motivos hondamente noruegos, Ellen Karin aísla digitalmente elementos fotográficos que prepara y combina con otras imágenes mediante la técnica del fotopolímero y la plantilla en color. Transfiere las imágenes a la placa y las imprime como en mezzotinta. Tal combinación de métodos y técnicas actuales contribuye al carácter de collage que obtiene, donde parecen superponerse capas de visiones que nunca toman cualidades de pesadilla y que, aisladas de su fotográfico origen y unidas a un tiempo sobre el papel, adquieren un halo en bordes que parecen amenazados por una luz boreal que alumbra las escenas cotidianas.
...Mari Krokann Berge (1956) expone xilografías, grabados en madera en blanco y negro. Integrando elementos vitales sobre el cuadro, árboles y animales se pueden reconocer invadidos por las variadas luces del día o de la noche. La autora prefiere una como extrañeza del lugar que no conoce y del que es capaz de dejar el paisaje contradictoriamente certero que su imaginación y técnica de grabado plasman y melancolizan en una estepa donde el sol parece estar a punto de nacer o de ocultarse. Libre de toda indagación que escape a la placa de madera, el aire “primitivo” en estas xilografías puede entreverse en el original estado donde el ser vivo se alimenta y construye su espacio para estar solo y también en compañía, para insuflar aliento a su existencia.
...Randi Eilertsen (1950) declara con su obra que el tiempo es un aliado suyo. Utiliza técnicas gráficas que requieren de largos periodos de trabajo para cada impresión. Intimista e imbuida por sus viajes a países africanos como Senegal y Mali, extrae de sus apuntes el acervo de imágenes cuyo cromatismo combina con recordaciones de su particular Noruega. El registro que obtiene no es un cuadro realista, más bien el ars combinatoria resultado de su invención y su exactitud empedernida que parece sinestesia del tono como trote rítmico. Hay una suerte de secuencia sonora entrevista en sus grabados; no en vano ha cultivado los ritmos y las danzas africanos con un fervor normalmente ajeno al común oído nórdico.
...Jan A. F. Kolstad (1943) se formó en el California College of Arts & Crafts y participó en los movimientos rebeldes de San Francisco en los años sicodélicos. Con inquietud individual y colectiva más hippie o rockanrolera que de activista político, regresó a Noruega. Se incorporó a uno de los primeros talleres gráficos colectivos. Podría pensarse que predomina en su obra un lenguaje “americanizado”. Nada más lejos de ello que sus grabados cuya ascendencia parece ser directamente la vegetación nórdica y sus múltiples lecturas: flores, plantas, hojas, botones, renuevos, destellos como radiografías o transparencias que tienen más de alga que de rama donde la “naturaleza vegetal”, en analogía con la “naturaleza humana” de sus grabados, tiene más de Lucrecio que de Linneo en su destrucción edificatoria de mezzotinta.
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Los cuatro artistas son conocidos en Europa y han participado o siguen participando en talleres colectivos de Oslo. Los cuatro se implican, y esto es muy interesante, en actividades con niños y con jóvenes en su país de origen: Randi Eilertsen propicia el acercamiento entre artistas profesionales y escuelas de instrucción básica; Mari Krokann da clases en una academia de artes plásticas; Ellen Karin imparte talleres y cursos para niños en el Museo Edvard Munch; Jan Kolstad es director de Asker Kunstskole, escuela de arte donde también imparte artes gráficas. Los cuatro pasaron su infancia en la periferia norte de Europa y guardan en la memoria largos y sombríos inviernos como hodiernos veranos. Los cuatro han intentado adherirse a movimientos urbanos internacionales y al mismo tiempo mantienen una relación estrecha con la naturaleza. Los cuatro están aquí ahora y saben, sin duda, que el creador y la obra encuentran su mejor lámpara lejos del bullicio y las barbaries de irrupción inusitada.~