lunes, enero 14, 2008

DE ASALTOS, TURBAS Y DESARMADORES

Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 14 de enero, 2008. Este es un intercambio de mensajes electrónicos que se dio gracias a un asalto. Rodrigo Carús le escribe a algunos amigos sobre el incidente que le costó una boina, su celular y un dinero además del susto. Después la respuesta de este escribiente, que por el mismo medio completó y dio fin al caso (por lo menos en las conversaciones del correo). Ojalá diera fin al problema. En fin, juzgue usted. Van las misivas electrónicas:


Rodrigo carús escribió:


mis estimados cohabitantes

escribo para ponerlos alerta de unos chavos que estan asaltando en el centro de la ciudad.

Venia regresando a pie del ADO el domingo a las 11:30pm y noté que un datsun viejito color vino (que en el parabrisas trasero dice VAMPIRO en calcomania de holograma) me venia medio siguiendo. Pasando la cruz de piedra y entrado al callejon de marcos perez (casa de michael, liliana y amelia) me abordaron corriendo como 6 chavitos de unos 15 años, rodeándome y amenazando con un desarmador grande sobre mi cuello. Cooperé tranquilamente, se llevaron mi celular, un gorro y el efectivo que traia. Hasta eso, accedieron a dejarme mi cartera con credenciales. El callejon esta perfectamente iluminado, pero no habia nada de gente rondando y mucho menos un policia alrededor. no eran muy agresivos ni nada asi, pero si muchos y organizados con maña.

por tanto mi cel esta suspendido hasta que lo reporte.

andense con cuidado.
saludos.

_____
®
rodrigo


Luis Manuel Amador respondió:


Mi querido Rodrigo

No sé si recuerdas a Ángeles, una amiga del DF que te presenté hace como un año. En fin, la cosa es que anda (andaba) haciendo un trabajo de investigación sobre unos pintores para su tesis doctoral en la UNAM. Estuvo varios días recopilando información de los artistas y fotografiando sus obras en la Biblioteca del IAGO. Una tarde, después del día en que bromeé sobre que no le fueran a quitar sus cosas por la central de abasto (compró un boleto en la terminal de AU del periférico, pues prefiere los viajes sin tele en el autobús), fue asaltada mediante el mismo modus operandi de la banda que dices. Cosa de película, me dijo, pues ni siquiera se dio cuenta cuando le sustrajeron sus cosas junto con su cámara. Estaba perturbada de que la rodeara tanta gente: niños, muchachos y señoras incluidas, según me contó, en la turba de gente que se arremolinó para desaparecer después entre las calles. Tras percatarse de que su investigación fue secuestrada por esa suerte de fantasmas, no le quedó más camino que el llanto, el desconcierto, la depresión. Puta madre, y no le quitaron el dinero que traía en una mochilita aparte. Menos mal. Pinche banda, pinche turba, pinche mundo organizado tan sólo para chingar o echarnos a perder la vida en medio de la mierda que ya éramos en este mundo de mierda.
Te quedas corto al declarar que están asaltando "en el centro de la ciudad". Conviene armar una estrategia que contrarreste las incursiones de esos pillos en toda la ciudad y en sus recovecos. Detenernos a mirar cada Datsun color vino con calcomanía de holograma sin caer en la imprudencia ni en el crimen. Por lo pronto no se me ocurre cómo. Habrá que ir pensando y aceptar propuestas.
Lamento lo de tu celular. Sé lo que duele, lo he padecido en carne propia. Ni cuenta me di cuando me robaron el mío, pero eso no aminora el sufimiento por la pérdida. Reporta cuanto antes tu teléfono perdido, desde otro celular prestado.
Finalmente sólo me queda desearte mejor suerte y también persignarme. Bueno, no creo en Dios mucho que digamos, pero ¿si Dios no existe, quién nos jode la vida? Qué bueno que los adolescentes no eran agresivos y que perdonaron tus documentitos probatorios. Yo suelo olvidar o perder cosas por ahí, que es otro problema. Perdí mi credencial de elector pero no sospecho dónde -mejor así-, perdí mi agenda y todavía albergo la fe en que alguien me diga un día de estos: "¿es tuyo esto que lleva aquí meses?". También perdí un desarmador que había tomado de mi casa de herramientas y llevaba en mi mochila alguna vez para apretar los tornillos de un estante. Por cierto, el desarmador era bonito, amarillo con negro. Y era grande.

Luis Manuel






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Menos mal que era un desarmador y no la Sizaya que hizo ceder a los candados el intento de bloqueo en las puertas principales del Tec del Istmo, allá por el año 98.

Saludos desde el defectuoso, donde esas historias son el pan de cada día.

Ernesto Caballero.

Anónimo dijo...

Esta será una excelente página web, podría estar interesado en hacer una entrevista sobre cómo se creó? Si me lo e-mail!