jueves, noviembre 26, 2009

LIBRE TIRAJE

LIBRE TIRAJE
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Tarde o temprano, cualquier día, en alguna conversación sobre el arte en Oaxaca, alguien señala otra vez el presunto sitio de la “escuela oaxaqueña de pintura”. Horas de voces sobre la mesa, autorizadas y no, discuten sobre la veracidad del mapa o de sus coordenadas. No hay puerto seguro ni punto de partida. Entre pírricos ademanes y discursos, se atormenta el día. Cae la noche y el mapa sigue sobre la mesa, manchándose, ennegreciéndose bajo la salpicadura estridente de los interlocutores.
Así la cosa, el centro de las artes visuales pareciera ocupado por “la pintura”, tarea productora de obras únicas. Tal vez de modo involuntario, los testigos externos del arte en nuestro estado minimizan la relevancia de un trabajo en serie. ¿Conlleva ello acaso algo de artesanal? Como ejemplo están los turistas expedicionarios en Oaxaca que preferirían un cuadro pintoresco de Fulano en su estancia que un grabado de Dubuffet o de (coloquemos aquí alguno de los nombres de esta sala) cuya elocuencia requiere de otras elucidaciones. Así la cosa.
Hay un documental en el que se ve a un periodista conversando con Francis Bacon. El periodista lo sigue a todas partes hasta que por fin vislumbra la oportunidad de filmar en video la alquimia de verlo trabajar en su estudio. Bacon se adelanta y entra. Tras un ligero forcejeo, le cierra la puerta en las narices. No es fácil adentrarse en el espacio de un pintor sin un ritual previo. En el esentido opuesto, la gráfica es un espacio abierto, el laboratiorio que posibilita lo múltiple que también es único (una impresión no es idéntica a otra ni se le asigna con el mismo número. No es lo mismo tener una una prueba de autor que la impresión 1/30). La gráfica es, ante todo, trabajo al alimón, la oportunidad donde el artista vuelca su tiempo en una faena conciliatoria frente a otros. Algo dificil de cocretarse en otra tarea. Y también lo inusitado, el artífice que, sin “crear” una obra específica, hace posible que el artista encuentre el resultado: el impresor.
Hay los talleres de gráfica y hay el Taller, con nombre propio y con historia. Hay los talleres en equipo en los que, apoyándose los artistas con una economía compartida, la obra se gesta en el hilo del presente. Hay el taller del artista mayor que, con mejor reputación y recursos económicos, convierte su espacio personal en una afinidad productiva. Hay el taller experimental que se arriesga en la tecnología y contagia lo osado de su apuesta. Hay los otros, los que buscan integrar lo impreso en un objeto distinto a la acostumbrada superficie, y lo logran. Hay el taller donde aún se respira la clásica vocación de tipógrafo que va componiendo con la misma devoción palabras e imágenes. Hay el taller cuya discreción está en un cuarto de la casa en el que se recortan los esténciles que asombrarán a las paredes. Hay el experimento, la prueba, el hallazgo en el papel sin tinta, la discusión, el arrebato, la risa que estalla en la noche de las pruebas. Hay el taller del artista que está solo y piensa que es único y tal vez lo sea. Eso lo decide la factura del tiempo. Hay, también, esa suerte de destino que es la mampara del museo, la galería, el capelo, o el guiño en la provincia que, junto a un parque, existe para que las personas de a pie podamos acercarnos a leer las impresiones del taller igual que un libro.
¿Pero qué tienen en común un grabado y un libro?: ambos son resultado de las artes gráficas. Se imprimen. ¿Q es libre tiraje? Un intento por edificar un puente a partir de la FIL Oaxaca 2009 con los libros y la gráfica. Luego, entendemos por libre a aquello que obra sin inhibición, que no es esclavo ni está preso, lo que se insubordina y no está sujeto a algo para ser. Y aunque las entradas del Diccionario de la RAE no tengan un solo acuerdo, pues si buscamos tiraje remiten a tirada que definen como tirado, que a su vez consignan como Impresión por separado que se hace de algún artículo o capítulo publicado en una revista u obra, y que, aprovechando los moldes de estas, se edita en cierto número de ejemplares sueltos”, somos testigos de posibilidades que a la pintura como obra irrepetible le están vedadas de algún modo. Libre tiraje es una serie de actividades en que la gráfica convive y conversa con la literatura en un intento por “promover, difundir y plantear distintos temas en referencia al grabado. Así como crear un espacio para el diálogo y la reflexión”. También el interés en “la generación de nuevos públicos conocedores para la apreciación y vivencia de la gráfica contemporánea”: grabado, libro ilustrado, conversación, puente de la mirada, la lectura y una exposición se cifran en una búsqueda que es también la del arte con mayúsculas, el deseo de encontrar al viajero que antes de contar la historia pueda tomar el papel de testigo, que recorra el mapa y comience a mirar.