sábado, julio 30, 2005

EL CIRCO DE LOS ACONTECIMIENTOS

Por Omar Ulluan d’Amise

.......................Para Jean Baptiste Gauthier, que amenaza con regresar



Terminaron, con el mes de julio, las fiestas de la Guelaguetza en Oaxaca, no así el permanente caudal de desaciertos que advierten a un centro de cultura vivo sobre las posibilidades de su exclusión del inventario patrimonial de la humanidad. Nacido en los años 70, hijo de oaxaqueño y de francesa, el autor de este imaginario viaje circense en cinco actos no pretende dibujar una catástrofe sino ilustrar, con los ojos del habitante que somos todos, el panorama actual de una ciudad en la que eligió vivir, hoy amenazada por la animalidad gobernante.
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…Tercera llamada
Y TODAVÍA ESTÁ AHÍ
Al amanecer, despierta en el sitio. Camina sin rumbo. Se detiene a mirar (no a admirar, es incapaz de tal acto), a lo lejos, una ciudad. Recorre las distancias y llega jadeante para buscar en ella el lugar que horadará para su madriguera; el mejor, le dicta el instinto, se encuentra entre los árboles más frondosos y antiguos: soportarán los arrebatos de su urticaria sin desplomarse todos; a la distancia, serán la alfombra bajo la que ocultará sus desatinos y sus excrementos. Devasta la zona, la llena de podredumbre con su hedor, despuebla el área (el animal ignora la existencia de otros seres).
.....En su torpe trayecto, con pasmosa idiotez entre tumbos sobre restos de edificios escamoteados a la gravitación (comparado con un gusano de maguey, tiene el cerebro más pequeño que el de éste y movimientos inferiores a su gracia) y por él derruidos, marca su territorio incompartible.
.....Un día despierta hambriento, y seducido por los reflejos bajo un sol cualquiera que juzga único, engulle a dentelladas la cubierta metálica de una enorme bodega. Su voracidad le cobra la factura. Indigesto, rumia para después regurgitar y devolver el producto de su empacho: esparcidos entre los árboles que dejó en los huesos, sobre la otrora plaza central de los andantes hoy convertida en ruinoso nido y cementerio, quedan los masticados trozos de metal que relumbran asquerosos. El dinosaurio tose entre estertores y, recuperado, ríe idiotamente como si vomitar representara una hazaña. Observa catatónico a su alrededor, esperando el aplauso de la ciudad a la que cree haber ofrecido su primer acto celebrable…
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La escena anterior es cinematográficamente horrenda. El dinosaurio no se llama Godzilla. Al resto más le valía ser sólo fábula y no una verdad verificable. Es cierto, he utilizado una comparación casi tan deplorable y ridícula como la escena que la provoca. Pero todo sucede, verdaderamente, en el centro histórico de Oaxaca.
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Documenta 2005
PARA DOCUMENTAR NUESTRO PAISAJE
En una crónica sobre las (entonces) iniciales obras en el llamado zócalo, publicada en la revista LunaZeta, Jorge Pech Casanova documenta cómo, sin consulta previa, un grupo de notables decidió que el centro de Oaxaca requería un cambio urgente. Uno de los argumentos más “brillantes” de los promotores del (seudo)proyecto era la sustitución de árboles y su devolución (supongo) al hábitat que les pertenece por su nombre común. El juicio parece ser: «puesto que son “laureles (¿o ficus?) de la India” no son árboles mexicanos, debemos colocar especies locales para ensalzar lo que gloriosamente vale porque es nuestro». El juicio es tan razonable como «puesto que Hernández, Jiménez y etcétera, no son apellidos aztecas, devolvamos a Europa en numerosos ataúdes su herencia de patronímicos, para que pervivan solamente ejemplares locales, puros, como nosotros». La miopía, es claro, no permite diferenciar el abismo entre “especie endémica” e “intelecto anémico”.
.....Por otro lado, muchas cápsulas en los medios comerciales consignan la ridícula caricatura en que se puede convertir la riqueza de un pueblo. Y eso lo debemos, en parte, a la elocuencia discursiva rezando: “doble Guelaguetza, doble diversión”, “por un zócalo más digno”, “más derrama económica”, “de cara a la nación”, y una larga serie de demostraciones de pereza mental y galopante estupidez.
.....Ahora se ofrece al público un paisaje urbano de factura fashion con cantera renovada, un conjunto escultórico al parecer (por fortuna de la ciudad) no permanente, donde los artistas convocados a exponer sus obras en metal, aunque no sean responsables directos de la artística afrenta, no quedan bien parados ante su currículum.
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UN PAR DE EJEMPLOS (ANTI)COMPARATIVOS
En Portugal, el proyecto urbanístico para el barrio de Chiado, devastado por el fuego en 1988, se basaba en el afecto por el lugar considerado “el alma” de Lisboa. Un concurso definió al arquitecto ganador, Alvaro Siza (portugués, por cierto), que había realizado gran parte de su trabajo en otros países. Lo interesante es que centrara su preocupación por el barrio “estrangulado por la nostalgia”, al testificar que se iba convirtiendo en un lugar sórdido y miserable. Siza rechazó la idea de una nueva construcción con la consigna de rescatar lo que calificó de históricamente “sacrosanto”, y emprendió la apuesta con el rigor e inteligencia que sólo otorga, mediante una consulta ciudadana, su veredicto. Hoy, el barrio es un ejemplo de lugar habitable y confianza en el futuro.
.....La ciudad francesa de Lyon tiene en su centro histórico la Place des Terraux, su espacio público más grande y entrañable. Alrededor de ella se levantan edificios que históricamente abarcan de los siglos XVII al XIX y que son hitos en su patrimonio. El Ayuntamiento de la ciudad convocó un premio en 1991 para la ordenación de la plaza. El ganador fue Cristian Drevet (1951), un connotado arquitecto que ha trabajado en sociedad con Richard Rogers y Santiago Calatrava. Su proyecto es interesante por el arrojo de su “intervención inocua”, que modifica notablemente el aspecto del conjunto pero minimiza su actuar físico sobre la plaza, calibrando con prudencia y reconociendo los valores del lugar como una forma de “tout changer sans rien toucher” (cambiarlo todo sin tocar nada).
.....No hay seguridad de si en los casos anteriores, o en Curitiba (ciudad de más de 1.5 millones de habitantes en el estado de Paraná, Brasil, ejemplo de gobierno y de planeación urbana), se haya invertido el equivalente de los 700 millones de pesos que el gobierno de Oaxaca generosamente ha presupuestado para las obras de su centro histórico.
.....Con los proyectos y obras arriba citados, no se quiere pedir a ningún gobierno, por analfabeta y cínico que sea, que los tenga como ejemplo para tomar de nuevo el marro y el ladrillo para, con el pretexto de resarcir la osadía, volver a convertir en desecho todo. Antes deben servir como muestra de la manera ordenada en que es posible operar desde la inteligencia que administra, a partir de tanteos razonados y maduros y consultas, el erario que alimentamos todos con nuestros impuestos.
.....De este lado, no quedan sino las presentes observaciones para documentar el deterioro de nuestro patrimonio. No cabe duda de que las obras de demolición y agravios emprendidos en Oaxaca no pueden concebirse ni en el más ruinoso escenario salido del negro cerebro de un redivivo y dopado Piranesi.
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Intermedio nunca tardío
LA PARADOJA DE LOS LIBRES
No hay mucho qué agregar sobre el calor cuando para todos es obvia la intensidad de la temperatura. Jorge Pech, Federico Campbell, Fernando Solana y Pedro Matías, entre numerosos preocupados, han escrito ya sobre el actual estado de sitio de Oaxaca. En diversos medios, como (los diarios Milenio, Reforma, La Jornada y más) la Revista Proceso (No 1498 y 1499), según investigación de Pedro Matías, Miguel Ángel Granados Chapa y otros profesionales, se registra que la situación de los derechos humanos se ha agravado desde el inicio del gobierno de Ulises Ruiz: feminicidios, vejaciones y atentados (no simulacros), secuestros, asesinatos, robos al patrimonio. No bastan los datos, y la obviedad anula cualquier capacidad de vergüenza del hilarante ejecutivo oaxaqueño.
.....Por otra parte, el hostigamiento sistemático al periódico Noticias (que ha registrado y publicado anomalías del gobierno estatal), es un cínico ademán con todas sus agravantes. Asaltado el edificio, intervenidas e incomunicadas las instalaciones, “decomisado” y destruido el equipo de trabajo; apostados los esquejes encarnando piratas que proclaman una huelga inexistente; sitiado el escenario por la ferocidad de animales entrenados para hacer destrozos y evitar la transparencia que, a pesar de palos y zancadillas de pezuñas no ha dejado de publicar el diario aun con la bestial acometida, perdura y se mantiene, por fortuna, este ejemplar sobreviviente reducto de la libertad escrita que se niega a renunciar a la palabra con silencio embozado sobre la Calle de Los Libres.
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Coda de gratitud
DOBLE FUNCIÓN EN HORARIO TRIPLE
Las fiestas de julio (mes de la Guelaguetza) en Oaxaca comenzaron en el teatro Macedonio Alcalá con un concierto que incluyó acto político previo. Se entraba con boleto de cortesía. Llegué calculando el término del discurso y el inicio del programa de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca. Con variaciones y arreglos de temas mexicanos y oaxaqueños, fue acompañada una muchacha (de apellido Terrazas) que no cantaba mal. Todo iba bien. Pero pocas veces he presenciado tan pésimo tacto de los organizadores y del director, Javier García Vigil, en los empeños por convertir en basura recordable el cierre de un concierto. Canjear como si tal cosa un cantante profesional por uno local que grazna para la musikspielen (interpretación) final. Gran error. Fracaso del numerito inaugural. A todo lo anterior hay que añadir el ejemplar coro de teléfonos celulares propiedad de la gente mejor ataviada entre el público de funcionarios e invitados. Gracias, concurrencia de gala, muchas gracias.
.....Líneas arriba citaba los estados de sitio en la capital oaxaqueña, ahora habrá que hacer una varietas delectat del escenario, porque ya no es posible dibujar los (des)conciertos con verosimilitud narrativa. Dijimos que el circo empezó mal, y sus promotores se han empecinado en convertirlo en una variante grotesca de la que es posible hacer intertextuales referencias: la Guelaguetza pervertida en las fechas y duplicada en el aforo; la conversión en museo de cualquier edificio más o menos importante, pues la estadística en su número es proporcional al prestigio cultural de una ciudad; los canjes de catafixia (esa palabra inventada domingueramente igual que los planes estatales) de edificio burocrático por teatro y teatro por edificio burocrático, entiéndase el trance del Teatro Álvaro Carrillo, donde cabían más de mil personas, por la Cámara de Diputados, donde cabían (asistiendo todos, ¡oh!) y seguirán cabiendo mucho menos de cuatrocientas. Harían mejor proponiendo las curules para el Auditorio Guelaguetza, sin pensar en techarlo.
.....La Alameda y la Plaza de Armas, conjunto dual conocido como “zócalo”, tiene una nueva función que dar ahora; en ella participan la cantera rosa y el urosaurio de la fábula. Se recomienda abrir bien los ojos y saber apreciar la belleza del centro histriónico, el paseaje urbano, el concierto de metales retorcidos, el chiste intraducible sobre los derechos humanos que vociferan los medios ante un clown que se desternilla de la risa; en fin, las intervenciones de modernización con arte y sabiduría sobre la plasta central que la administración reciente nos otorga. Hay que agradecer la herencia.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Las fiestas de julio (mes de la Guelaguetza) en Oaxaca comenzaron en el teatro Macedonio Alcalá con un concierto que incluyó acto político previo. Se entraba con boleto de cortesía. Llegué calculando el término del discurso y el inicio del programa de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca. Con variaciones y arreglos de temas mexicanos y oaxaqueños, fue acompañada una muchacha (de apellido Barraza) que no cantaba mal. Todo iba bien. Pero pocas veces he presenciado tan pésimo tacto de los organizadores y del director, Javier García Vigil, en los empeños por convertir en basura recordable el cierre de un concierto. Canjear como si tal cosa un cantante profesional por uno local que grazna para la musikspielen (interpretación) final. Gran error. Fracaso del numerito inaugural. A todo lo anterior hay que añadir el ejemplar coro de teléfonos celulares propiedad de la gente mejor ataviada entre el público de funcionarios e invitados. Gracias, concurrencia de gala, muchas gracias.