A diferencia de los carteles producidos para el teatro en el siglo XIX,
los carteles de películas no se volvieron verdaderamente importaA diferencia de los carteles producidos para el teatro en el siglo XIX,
los carteles de películas no se volvieron verdaderamente importantes para el
público con el advenimiento de la cinematografía sino hasta los años 60 del
siglo XX. Hay casos de aficionados al cine mexicano que atesoraron desde antes
de este periodo numerosos carteles publicitarios de películas.
Casi no existe registro
de cómo fueron producidos los carteles. Según el diseñador Leopoldo Mendoza, el
proceso iniciaba cuando un productor contrataba un dibujante para que hiciera
un boceto del cartel. A veces se basaban en el argumento de la película; en
otras ocasiones se proporcionaban fotografías promocionales (stills) para ilustrar las escenas clave.
Pocas veces los cartelistas visitaban el set. El productor revisaba luego el
boceto y, si lo aprobaba, el diseñador era contratado para el trabajo final. Si
no, el proceso se repetía, con el mismo o con otro cartelista. La creación de
un cartel tomaba cerca de una semana de trabajo. Pero ¿cuál es la imagen de
cartel que prevalece en la memoria? ¿Alguna que refiere un solo fotograma de
los cerca de 130,000 de que consta una película proyectada en la sala, como
algo parecido al fragmento de una vida? Algunos carteles emplearon fotografías,
otros fueron obra de la mano maestra de artistas como Heriberto Andrade,
Ernesto García Cabral, Juan Antonio Vargas, Leopoldo Mendoza, Andrés Audifred,
o los valencianos José Spert, Josep Renau Berenguer y su hermano Juanino.
Algunos de los carteles
expuestos reflejan ejemplos que marcaron la Época de oro del cine nacional: la
figura viril encarnada en el charro (Dos
tipos de cuidado, El jinete), las
recreaciones con entresijo histórico o antropológico (El automóvil gris, María la
voz), la figura del pícaro gandul (Necesito
dinero, consignado en el libro sobre Renau; Refifí entre las mujeres), el arquetipo romántico o erótico
revisitado (Los pecados de Jezabel),
la atmósfera tropical de la farándula (Mujeres
sacrificadas, en el libro “Las reinas del trópico”), el pastiche en pos de
la comedia (El fantasma de la opereta).
Los libros que acompañan esta muestra son también el registro que los
estudiosos del tema han logrado convertir en edición sobre la duración de las
páginas.
840 carteles de la Época de oro del cine
nacional sobreviven en el Archivo Fílmico Agrasánchez, más de la mitad de los
producidos por toda la industria fílmica mexicana. El otro gran acervo es la Cineteca Nacional ,
en gran parte convertido en cenizas por el incendio de 1982. Carteles de la
Época de oro del cine mexicano perduran en archivos particulares gracias sólo
al espíritu de contadas personas o instituciones. Esta muestra de carteles
originales y de libros sobre el tema forma parte de la Colección del IAGO.~
Texto originalmente publicado para la exposición de carteles originales (de la época de oro del cine mexicano) de la Colección José F. Gómez del IAGO. 15 de octubre, 2007.
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