miércoles, febrero 20, 2013

BREVES





Tuve un sueño horrible: yo era una realista flor de plástico en la canasta de una bici. Engañada por mi aspecto, una muchacha me robó y me dejó encargada con su novio idiota. Él quería más flores para hacerle a ella un ramo. Quiso sembrarme en el jardín. Mientras cavaba el agujero yo le decía "no, imbécil, soy una flor de plástico. ¿No ves? ¿Cómo puedes ser tan pendejo?" Pero él no escuchaba y seguía encajando la palita mientras yo, pobre flor de plástico, no podía moverme para asesinarlo o salir corriendo a buscar la bicicleta que me devolvía a ese extraño paraíso de aire.


Pos aquí entre nos, confieso que soy ese hombre que va temprano por el pan.


Nunca más un México sin bóiler.



Creo que comienzo a delirar: vi algo parecido a la belleza en el exhibidor de un Oxxo.


Conforme perdemos la memoria los elogios que nos prodigaron se borran. Los reproches nunca, y es comprensible: los primeros raramente se merecen, los segundos nos revelan verdades demoledoras de nosotros que no habíamos advertido.


El sueño puede abolir el tiempo y la muerte. Entonces los difuntos se aprovechan para importunarnos y arruinarnos la siesta.


Acto supremo de arrogancia un 14 de febrero sería llegar solo a un lugar donde cenan parejas ante copas de vino, pedir una cerveza oscura, leer un libro de Vonnegut o Ibargüengoitia, estarse riendo al paso de las páginas y pedir algo que no venga en la carta sólo para descubrir al final, en una revelación, que eso no era un acto de arrogancia.


Hay también las frases y acepciones en "juchiteco" un español que sólo entendemos los de Juchitán: "azareado", "didiaco", "jugar la cabeza", "Jesús pues José", los chistes de "María Contento", el zapoteco entreverado en todo como la pirotecnia inevitable que alumbra el lenguaje diario, la vida...


Toda tribulación involucra el deseo de hallar una coartada justificatoria.




No hay comentarios.: