¿Vale
la pena plantearse retos técnicos, estéticos y políticos en un país donde la
realidad cotidiana tiene entre sus protagonistas a la precariedad, el
autoritarismo, la muerte? ¿Hay formas artísticas que en este escenario
confronten las lógicas del poder que día con día parece sólo empeñado en destruir
la esperanza? ¿Cómo ejercer ante el reto del presente una militancia o
resistencia desde el arte? Hace diez años, en el convulso 2006 de Oaxaca
germinaron estas y otras preguntas que fueron respondidas o magnificadas por
diversos artistas sobre las paredes.

Los integrantes del colectivo hacían por
esos días una serie de intervenciones con tema social sobre soportes varios:
papel, camisetas, carteles en esténcil o en serigrafía. Sin embargo, las
circunstancias y la apertura de algunas personas interesadas en su trabajo les
abrieron otros espacios: bardas, mamparas, paredes que les pedían intervenir.
En el imaginario de la ex Antequera en ese contexto insurrecto comenzaron a
aparecer pintas inusitadas, una suerte de grafitis que no podían pasar
inadvertidos: narraciones detenidas en el tiempo como retratos de una realidad aún
más real por inverosímil, metáforas de la desgracia y de la felicidad
reinterpretadas, composiciones que devinieron bofetada y poesía.
Es verdad que el esténcil no es algo nuevo
y, posiblemente, como afirman algunos historiadores del arte, sea la expresión
gráfica más antigua de la que se tiene registro, si recordamos las formas
rupestres de manos estarcidas que perduran en cavernas ahora a resguardo (por
su valor patrimonial y artístico). Es verdad, también, que algunos hombres de
las cavernas perduran hoy encarnados en gobernantes que ordenan borrar obras de
esténcil sobre algunas paredes, arguyendo que “afean” la ciudad donde no suele
ser el pueblo quien manda, sino la estulticia de los funcionarios.

Corte
aquí
es, al mismo tiempo, el corte de caja de una década de trayectoria y el
imperativo interior que Lapiztola mantiene latente para seguir cortando formas
que, al menos sobre la intervención en la pared, le dan al mundo la posibilidad
de descubrir batallas que vale la pena emprender. ~
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