miércoles, octubre 24, 2007

LA ESCRITURA EN SU
DELIRIUM TREMENS
 José Luis Orihuela González, Lo bueno de estar contigo, Ediciones Bacaanda
(Colección "Sueños". Poemas: 2), Oaxaca., México, 2007, 73 páginas.

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Luis Manuel Amador


El loco y sus reflejos
Todas las tardes, frente a la biblioteca donde trabajo, pasa una mujer golpeando una cubeta o un bote vacío. Se le oye despotricar contra el mundo. Hay en sus palabras la desmesura necesaria, el aire propio del demente que no carece de lucidez ni de elocuencia. Cuando los surrealistas reivindicaron y agotaron el recurso del sueño como fuente creadora que se maridó con la escritura automática no ignoraron que había otros que se les adelantaron en el asunto del que se pensaron albaceas. El motor de un mundo puede ser lo mismo el sueño que la memoria, la locura, el estado alterado de la conciencia, el alcohol o el delirio o la soledad como combustibles heterodoxos. Desde Li Po y Heráclito, la poesía y el pensamiento han tenido sus potestades en la figura del borracho y del loco, del solitario que algunos discriminan o se niegan a ver como efigie para no perturbar su pasión creadora y permanecer incontaminados. Po murió alcohólico y ahogado, abrazando el reflejo de la luna sobre el río Yangtzé; Heráclito, cuentan, consumido por la hidropesía y devorado por los perros. Ambos personajes tienen un destino abismado en el agua y en ese otro misterio de la locura nunca escrutado totalmente por el prójimo: la soledad.

Melancolía creadora
La soledad, que entrama a los espíritus y los enrarece con su señora musa Melancolía suele hacer sus visitaciones aun en el ajetreo diario. Finalmente, a veces, se está solo, solo, entregándose, dándose a cada rato, llorando porque no se salva al amor ni al cuaderno. Las páginas se llenan de recordaciones y de palabras, de arrebatos y de frases, de autosuplicos y de renglones, de confesiones y de párrafos, de bofetadas lenitivas que siguen al abrazo y de nuevo llevan a otra página después de tomar aire o ver la luz del día siguiente empuñando la pluma. Todo sucede en la habitación propia como si ella misma fuera la libreta solitaria que día tras día y noche tras noche se devora en el gesto que no cesa para no corregirse ni desdecirse: “Tócame el corazón y déjame lo bueno, llévate lo malo y júntalo con el miedo a la oscuridad y los momentos en que te he gritado…” Es de sabios cambiar de opinión en la misma línea, o es de locos que se contradicen en el borde del abismo. El olvido insiste y se retuerce pero nunca cede a la capitulación ante la ausencia del otro: hay un ojo que contempla embelesado una figura y uno que desea ya no verla nunca; una mano que abraza y otra que forcejea pero es la misma; una boca que declara el amor y otra que agravia y es la misma que bebe con virulencia. Todo sucede en el cuaderno que una mano escribe como quien horada la pared de un cuarto en que no hay nadie, donde salen ganando ella y su invención, o su recuerdo.

Cuaderno delirante
También se puede crear, con más víscera que rigor y más carne que músculo, en el delirium tremens. El delirium suele acompañarse de alucinaciones, de un intenso síndrome de abstinencia: el cuadro que consume a quien lo sufre cuando su objeto se vuelve inalcanzable. Luego vienen el temblor, la fiebre, el exterminio. En forma de escritura ese delirium es el de la pluma sobre la hoja. José Luis Orihuela González llena con su escritura las páginas y nos revela un mundo que toma forma en un cuaderno obsedido, en el que no hay pretensión ni medida, sólo escritura en su estado pleno. Lo bueno de estar contigo es, al mismo tiempo, bitácora de una obsesión y gala de memoria, desasosiego tembloroso y paz de un espíritu, transparente lucidez y brumosa resaca, ganancia y pérdida, herida que sangra y triunfante cuchillo, demencia y cordura, pura ebriedad y abstinencia pura, titubeo y arrojo, muerte en el río y aleteo del pájaro que se libra de ser devorado por los perros, exploración que se receta suerte, dolor nocturno y humedad desperezándose, víctima y verdugo y, por sobre todo, instinto devorador que quiere compartirnos lo que ha escrito en su cuaderno delirante.~