sábado, marzo 02, 2013

ERÓTICA 2

Exposición colectiva, Galería Azomalli, Oaxaca, Oaxaca. Inauguración, 1 de marzo, 2013.


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Pongamos de inicio que hay un tema que atraviesa la exposición: el erotismo. También veintiún artistas que han colaborado para que sea posible tener la obra frente a nosotros: diversos formatos, técnicas, perspectivas, enunciados, experiencias, horizontes, miradas. Hay una iniciativa y, no menos complicado, un trabajo de selección y de curaduría que implica un gusto y una responsabilidad cifrada en la buena y razonada valoración. También una voluntad colaborativa que involucra a quien facilita el espacio y quienes lo prodigan. No es poco.



2
En el asunto plenamente humano del erotismo siempre tendremos ruidos en la memoria lo mismo que indagaciones para encontrar a eso que, de tan aparentemente cotidiano, se nos escapa y es inapresable: ideas precisas, conceptos para un juicio laico, visiones morales que interrumpen y reconvienen cualquier cavilación que nos sumerja en ese abismo nuestro.
¿Para qué repetir lo que Salomón, Bataille, Klossowski, Nïn (y tantos más) han dicho hondamente mejor y se ha repetido ad infinitum? ¿Quién puede negar haber incursionado, abierta o secretamente, en las exploraciones del deseo o el morbo o de la reverberación espiritual que nos reafirme contra la muerte? Una vida sin deseo, sin búsqueda de goce -decía Krishnamurti- es algo torpe, estúpido y vacío de significado. El erotismo es parte de eso y más, es consciencia de ir hacia la muerte, querer llevarle a toda costa la contraria, volver hacia la luz, producirla con la fuerza del alma cifrada en el vehículo del cuerpo. Cualquier objeción aquí será un arrebato de frivolidad para justificar alguna pureza que nos inventemos.

3
¿Qué es mirar en el trasluz el cuerpo desnudo que descansa sino incursionar en el "Laberinto" del deseo volcado en claroscuro?
Hay ese otro pudor que trae consigo su epifanía de sexo descubierto donde las medias son el único atuendo del sonrojo de una "Adriana" que puede llamarse siempre de otro modo.
También permea el homenaje a la coquetería grafiteada en el muro con advocación mariana, la que se toma como "Una pa'l camino".
Capitular es perder la guerra. Pero no hay asunto menor cuando se trata de perder la paz ("Shanti" en sánscrito), entonces deviene el desequilibrio, la pérdida de la mesura, el deseo...
Es claro que Scherezada libró la muerte amparada en las historias que contó. Sin embargo "Las mil y una noches eróticas" son las que salvan la vida humana en sus múltiples advocaciones y abismos.
Situemos las paradojas del encaje en "Tres promesas" posibles: insinuación, provocación, llamado. Una forma de ser invitado a sucumbir. O el vértigo que es una jornada de deseo desde el "Amanecer, atardecer, anochecer" y recomienzo del mundo.
Hay también las apariciones como retrato de la pudibundez de la carne registrada en tinta, el deseo del recipiente en el que Pandora deposita los besos etéreos que seres inexistentes se prodigaron sólo en historietas, el buen resguardo en que la plata/gelatina inmortaliza un torso desnudo con perfil de luz en la penumbra.
O qué decir de el "Erótico tejatero" o el "Erótico zocalero" que en su perfil demencial nos dan una instantánea precisa del fisgón libidinoso que todos llevamos dentro, o de quien, devoto de su cuerpo "Ejercitado", se ofrece hacia la luz en el cenit de la litografía.
Ya dijimos que el erotismo es una forma de burlar la muerte, de entretenerla, de tenerla ocupada en otra cosa. Así, como amorosos "Entretenedores" situamos esta manera de obligarla a hablar de lo demás, el acto de "hacer hablar", perversión mayor como lo denominaba Foucault.
La inocencia, aun si reposa con una flor en mano, siempre será un cuchillo ante los ojos del voyeur, aunque ésta ignore las catástrofes que puede producir.
Si el hecho de no tomarse uno a sí mismo demasiado en serio produce escenas de picardía, "Mi puta gorda" refiere el homenaje de los gestos paródicos antes que una genuina voluntad de retratar el alma de nadie.
Diversos artistas han realizado obras de arte con cabello humano (Gabriel de la Mora, Akiko Kumazawa, Adrienne Antonson, Agustina Woodgate entre otros), pero han optado por sofisticados mecanismos de soporte físico. Omitieron la simpleza de lo convencional: el cabello atrapado en el azulejo como un accidente dirigido que lo devuelve a otra forma de vida o de homenaje que recuerda a Hans Bellmer.
No es asunto de San Ignacio averiguar si un día optaremos por disponer de una cabina para los "Ejercicios espirituales" que supriman esas que él llamó "afecciones desordenadas de la vida", lo que importa es que uno funda sus propios trucos de ilusionismo para lograrlos hasta que el alma quede "atravesada" por esa algarabía contra la muerte, suerte de epifanía pagana.
En el "Sueño", pensamiento no dirigido, uno puede bajarle las estrellas a la virgen o borrarle el rostro a la Venus de Milo y jugar a que le coquetea mientras el árbol del bien y del mal alienta la certeza de la sombra. Lo demás no importa.
Asimismo, los "Cuentos de hadas" que en esta muestra encarnan son el resultado de una serie de mutaciones que van del mito a los favores de la la fotografía pasando por los filtros de los armarios abiertos.

4
El lenguaje y la conciencia de la muerte nos devuelven a la vida, nos separan del resto de la naturaleza y responden a los hechos artísticos de que el erotismo, sacudido de toda doctrina religiosa, es una moral del lenguaje que apunta voluntariamente hacia el placer que nos aparta de morir. Conocer la belleza es tener consciencia de su fugacidad. Lo que de veras importa es montar el potro de la ansiedad sin freno para perseguirla hasta atraparla en el relincho. Ese es el latido del universo que nos llamaba a vivir para ver lo que hoy nos toca.~


Luis Manuel Amador


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