domingo, diciembre 01, 2013

TAXONOMÍAS DEL JARDÍN


Sobre la obra de Adair Vigil

Águila o sol
Recuerdo que cierta forma del arte me interesó desde la infancia. Tiene que ver con el ejercicio del frottage, cuando frotaba con un crayón el papel sobre una moneda y aparecía una imagen. Eso me impresionó mucho.

Alumno libre
En el año dos mil me acerqué a la escuela de artes plásticas como alumno libre en los talleres de gráfica y serigrafía (antes que al grabado en cobre o xilografía). Tenía diecisiete años. Me gustaba experimentar, comprar la madera, buscar químicos que no eran los que se utilizaban convencionalmente, imprimir sobre distintos tipos de papel: de algodón, papeles reciclados, revistas, folletos, lo que tenía a la mano. Luego de mi etapa de oyente entré a la carrera de diseño gráfico en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Coahuila, donde uno salía como maestro o instructor. Estuve sólo dos años y después me fui a Monterrey, donde estudié gastronomía.

El cuchillo es un puente
No sabría decir si hay relación entre la gastronomía y mi trabajo artístico. Es la creatividad como ejercicio: inventar un platillo es lo mismo que crear una escultura, una pintura, una obra; hay una serie de elementos a partir de los cuales uno debe componer. Más allá de la relación que existe entre ambas cosas, las concibo conectadas desde el corte, las herramientas afiladas que inciden. Lo mismo si es en cobre o en madera, con la incisión surgieron las primeras xilografías, atacadas por el cuchillo antes de que existieran los buriles.

Ciclo de celulosa
Busco la conexión entre el contenido y el contenedor de la obra. El papel ha sido un elemento fundamental de la gráfica y es de celulosa, a su vez la celulosa viene de las plantas y así se cierra el círculo. Como serigrafista, buscando algunas técnicas en la gráfica, me di cuenta de que podía hacer bloqueos a partir de cortes: dibujar sobre el vinil y recortar para obtener un esténcil.

Explorar las aceras
Mi obra es un diálogo interdisciplinario que me remonta a mi infancia. Crecí en una familia de médicos herbolarios y desde que tenía cinco años aprendí a recoger muestras de plantas para diversos tratamientos. Es una forma entrañable de regresar a esa época cuestionándome desde mi propia disciplina y sus principios: visión, matriz, reproductibilidad. Es una investigación personal en la que busco contenidos coherentes con lo que hemos tenido siempre a la mano. Voltear y ver que todo eso está ahí afuera, en el jardín, en la flora urbana de la calle. Especies con rasgos característicos, condiciones de humedad, de sol, de vida. Tomo muestras, fotografías, las clasifico, las determino. Tengo una amplia librería de esos hallazgos. Hay esa estética de la botánica en la que juego a que voy de expedición. Pienso mi trabajo en series, en especies qué catalogar agrupadamente. Mi idea siempre es de conjunto.

Acervo herbario
Me interesa la historia de la gráfica en los herbarios que se hicieron desde el siglo XV; la cartografía, la gráfica que generan, por ejemplo, los electrocardiogramas. Entre los libros clásicos sobre el tema están el Dioscórides de Andrés Laguna y la Historia del herbario impreso de Agnes Arber, que me gustan mucho. Mis investigaciones me han llevado a diversas bibliotecas y acervos donde seguir ampliando el conocimiento. En Coahuila está la Universidad Autónoma Agraria y me parece curioso que precisamente ahí, luego de tantas vueltas, me haya encontrado con un ejemplar del Agnes.

Cuando viajas, floreces
He estado en diversas exposiciones colectivas, pero tuve mi primera individual en febrero de 2012 en la Escuela de Artes de Saltillo. En marzo de 2014 tengo una exposición individual en la Casa de Cultura de Tlalpan –que tiene unos jardines enormes–; en mayo tendré otra en Tijuana y en octubre una más en Oaxaca. Participé en el Festival Entijuanarte, una gran exposición de trabajos colectivos en un stand abierto donde la gente preguntaba qué significa la obra y hay lecturas diversas ante la serie de pasaportes recortados. Una de las lecturas que más me llamó la atención fue la de una persona que anotó “claro, se trata del viaje: cuando viajas creces y si creces, floreces”.

Intersticio y destino

Curso en Saltillo el Diplomado para la Profesionalización en Prácticas de Arte Contemporáneo. Mi estudio es un departamento en un edificio de despachos. Es un espacio para el dibujo, no muy amplio pero iluminado, con vista al poniente, donde tengo lo necesario para trabajar todas las tardes de lunes a sábado. No sé si hay relación entre mi obra y mi vida cotidiana. Pienso en las especies que llamamos maleza: crecen en los intersticios urbanos, se abren paso a pesar de las condiciones adversas o poco favorables para la vida. Crecen, sin embargo crecen, a veces de forma desmesurada. Imagino eso como una condición social o humana.~

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