viernes, febrero 14, 2014

El caballito y el diletante

Sobre la calle Tacuba, en el número 8, entre Marconi y Xiconténcatl, está el edificio ecléctico y neoclásico que alberga el actual Museo Nacional de Arte. Edificado hace más de cien años tiene en su explanada a un jinete que extiende el brazo sobre su caballo, la estatua ecuestre que el artista y arquitecto Manuel Tolsá realizó en homenaje al rey español Carlos IV, inaugurada originalmente en lo que hoy es el Zócalo de la Ciudad de México el 8 de diciembre de 1796. El político e historiador Lucas Alamán fue, anticipando su posible destrucción con el sentimiento antiespañol generado en 1821, quien convenció a Guadalupe Victoria de protegerla por su valor artístico. Fue reubicada desde 1822 en varios sitios. Treinta años después (1852) fue puesta en el cruce de Paseo de la Reforma y Bucareli, protegida por un cerco, hasta que en 1979 el trote de las 27 toneladas llegó a su actual sitio y cedió su lugar al Caballito de Enrique Carbajal, “Sebastián”. Pero en 2013, alguien intentó restaurar el monolito de bronce y ahora caballo y jinete convalecen gracias al diletantismo y la ignorancia.

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